Es un tipo de retrovirus causante del SIDA (VIH; human immunodeficiency virus [HIV]). Los retrovirus producen la enzima transcriptasa inversa, que permite la transcripción del genoma viral en el ADN de las células huésped. Se transmite por el contacto con la sangre, semen, secreciones cervicales, líquido cefalorraquídeo o líquido sinovial de un sujeto afectado. El VIH infecta a los linfocitos T colaboradores del sistema inmune y da lugar a una infección con un largo período de incubación, con un promedio de 10 años. Con el sistema inmune destruido, el SIDA se manifiesta mediante infecciones oportunistas tales como el sarcoma de Kaposi, la neumonía por Pneumocystis carinii, candidiasis y tuberculosis que atacan los órganos y sistemas de todo el cuerpo. Además de las pruebas iniciales de anticuerpos que establecen el diagnóstico de infección por VIH, la prueba de laboratorio más importante para vigilar la infección es la de los linfocitos CD4. Esta prueba determina el porcentaje de linfocitos T que son CD4 positivos; se considera que en los casos en los que el recuento de CD4 está por encima de 500 por mm3 es más probable que se produzca una respuesta al tratamiento con alfa-interferón y/o zidovudina. Un descenso significativo en la cifra de CD4 es una indicación para la intervención terapéutica con tratamiento antirretroviral. Se están investigando vacunas basadas en las glucoproteínas de cubierta del VIH gp120 y gp160 para potenciar el sistema inmune de personas ya infectadas por el VIH.
En medicina y ciencia del deporte, el virus de transmisión sexual y por contacto con sangre o productos hemáticos (VIH). Es el virus responsable del SIDA, pero muchas personas son portadoras de virus sin desarrollar la enfermedad. Hay mucha preocupación sobre el riesgo de contraer el virus en el ámbito deportivo. El riesgo probablemente sea pequeño (mucho menor que el riesgo de contraer la hepatitis B), pero varios informes sugieren que el virus puede haberse transmitido a deportistas por contacto con sangre de oponentes. Es importante mantener unas normas estrictas de higiene en el terreno de juego y tomar precauciones extra al tratar hemorragias. Por ejemplo, es inaceptable emplear un cubo de agua y una esponja comunal para asistir a un jugador lesionado: ver también síndrome de inmunodeficiencia adquirida.