El hábito de succionar el pulgar para obtener una gratificación oral. Es normal en lactantes y en los niños pequeños como búsqueda de placer o como mecanismo de bienestar, especialmente cuando el niño tienen hambre o está cansado. Este hábito se intensifica entre los 18-20 meses de edad y, por lo normal, desaparece cuando se desarrolla y madura.
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