El género musical en el que el compositor abandona al azar o al juicio del intérprete determinado elemento de su obra, con lo cual, manteniendo sus características básicas en cada nueva ejecución, aquella se ofrece diferente al auditor: el estilo aleatorio nació en 1950, a partir de una experiencia de J. Cage, K. Stockhausen y P. Boulez.
Aunque en líneas generales esto es aplicable a todo periodo histórico para describir la improvisación o la libertad de las cadencias de los conciertos, el término se aplica en sentido estricto a la estética compositiva común en las décadas de 1950 y 1960.
El estadounidense Charles Ives fue el primer compositor que utilizó técnicas aleatorias. Fue seguido por Henry Cowell en su Cuarteto Mosaic (1935), donde se utilizan fragmentos de música que los intérpretes deben agrupar. Su alumno John Cage, junto con sus compañeros Earle Brown y Morton Feldman, inspirado en la música Zen budista y el arte de Alexander Calder y Jackson Pollock, se distanció del acto de decisión y creación compositiva. El lanzamiento de monedas y el I Ching determinan la altura, duración y ataque en la obra de Cage para piano Music of Changes (1951). También desarrolló formas móviles, como en el Concierto para piano y orquesta (1958), donde varias secciones pueden interpretarse de forma aleatoria u omitirse del todo, y la obra puede ser interpretada de forma simultánea con otras del mismo compositor. Otro camino de indeterminación era la producción de grafías no musicales. Este mapa de improvisación aparece en las obras Fontana Mix (1958) de Cage y Treatise (1967) de Cornelius Cardew. Por último, la obra de Cage 4′ 33» (1952) tiene duración fija, y en ella se combinan sonidos ambientales tomados al azar.
Las ideas de Cage causaron un fuerte impacto en Europa a finales de la década de 1950. Tanto Karlheinz Stockhausen como Pierre Boulez adoptaron rasgos de la forma móvil, primero en Klavierstück IX (1956) y en la Sonata para piano nº 3 (1957) respectivamente, sin abandonar su papel de compositores omniscientes. Stockhausen fue más allá en la creación de notación no tradicional para conjunto instrumental en obras como Plus-Minus (1963). Luciano Berio desarrolló una notación proporcional como alternativa a las duraciones fijas, Witold Lutoslawski empleó pasajes de indeterminación controlada de Jeux Venetien (1961), y por último Iannis Xenakis compuso con modelos probabilísticos, utilizando programas informáticos estocásticos para generar material musical en ST/4 (1962). Aunque la música aleatoria no esta hoy en primera línea, sus técnicas son todavía muy utilizadas por los compositores.