Se aplica a los efectos tóxicos producidos por la inhalación de cantidades excesivas de dióxido de carbono. Las concentraciones elevadas, del 10% o superiores, pueden provocar pérdida de consciencia y muerte por insuficiencia respiratoria. Resultan especialmente vulnerables aquellas personas que trabajan en lugares cerrados con escasa circulación de aire; los hornillos caseros en malas condiciones también se han visto implicados en muchas muertes.
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