La exposición de un problema real o potencial para el estado de salud de una persona, que un profesional de enfermería está cualificado y autorizado para tratar. Para formular un diagnóstico de enfermería se requieren 4 pasos:
En primer lugar se establece una base de datos, recogiendo información de todas las fuentes disponibles, como entrevistas con el paciente y su familia, revisión de cualquier registro existente sobre la salud del paciente, observación de la respuesta de éste a cualquier alteración de su estado de salud, valoración física y remisión o consulta con otras personas que vayan a ocuparse de él.
El segundo paso consiste en el análisis de las respuestas del paciente a los problemas de salud o enfermedad, y la clasificación de estas respuestas como psicológicas, fisiológicas, anímicas o sociológicas.
El tercer paso es la organización de los datos de forma que se pueda establecer un diagnóstico de presunción, en el que se resuma el patrón de los problemas detectados.
El último paso es la confirmación de la suficiencia y exactitud de la base de datos, basada en la evaluación de la adecuación del diagnóstico a la intervención de la enfermería y en la seguridad de que, con la misma información, la mayoría de profesionales de enfermería cualificados habría llegado al mismo diagnóstico de enfermería.
Cada categoría diagnóstica tiene tres partes: el término que describe de forma concisa el problema, la causa probable del problema, y las características que definen el problema.