Se aplica, en radioterapia, al trayecto seguido por las partículas ionizantes utilizadas en un tratamiento. Debido a que ciertas partículas alcanzan un pico de potencial cerca del final de su trayecto, la curva de Bragg se puede utilizar para dirigir la radiación de forma tal que alcance los tumores de asentamiento profundo y evite en gran medida los tejidos normales suprayacentes (William H. Bragg, físico inglés, 1862-1942).
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