Es un trastorno poco frecuente que afecta la piel y produce lesiones dolorosas en partes del cuerpo expuestas al sol, como las manos, los brazos y la cara. La piel afectada se pone frágil, a veces salen ampollas o se pela por una lesión insignificante. Otros signos y síntomas son los cambios en el color de la piel, el aumento en la cantidad de pelo (en especial en la cara), además del enrojecimiento, la hinchazón, la picazón, las cicatrices y el aumento del grosor de la piel afectada. Es posible que los pacientes con PCT tengan problemas hepáticos que aumentan el riesgo de cáncer de hígado. Este trastorno hace que el cuerpo no produzca suficiente cantidad de una enzima que se llama uroporfirinógeno descarboxilasa. La PCT a veces se hereda, otras veces se produce debido a un exceso de hierro en la sangre, ciertas infecciones (como la hepatitis C o la infección por el VIH), el tabaquismo, el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, el uso de la hormona estrógeno y algunos trastornos genéticos. Por lo general, la PCT se diagnostica después de los 30 años de edad: también se llama porfiria cutánea tardía.