Es el segundo en extensión de los océanos de la Tierra, después del océano Pacífico, y el de mayor actividad marítima; el Atlántico está dividido por el ecuador en dos secciones bastante artificiales (el Atlántico norte y el Atlántico sur); su nombre deriva de Atlas (mar allende de los montes Atlas), uno de los titanes de la mitología griega.
El océano Atlántico es, en esencia, una cuenca o cubeta de gran tamaño que se extiende de norte a sur desde el océano Glacial Ártico, al norte, hasta la Antártida, al sur, en el espacio comprendido entre la costa oriental de América del Norte y América del Sur y las costas occidentales de Europa y África. Ocupa más de 106 millones de km2 de superficie total. El límite entre el Atlántico norte y el océano Glacial Ártico se ha establecido de forma arbitraria, a través de cordilleras submarinas que se extienden entre las masas de tierra de la isla de Baffin, Groenlandia y Escocia. Sin embargo, es más claro marcar el límite con el mar Mediterráneo a la altura del estrecho de Gibraltar, y con el mar Caribe a lo largo del arco que forman las islas del Caribe. El Atlántico sur está separado de forma arbitraria del océano Índico por el meridiano de 20° longitud E, y del Pacífico, al O, por la línea de mayor profundidad que se extiende entre el cabo de Hornos y la península Antártica.
Su formación geológica (y rasgo estructural); el océano Atlántico comenzó su formación durante el jurásico, hace unos 150 millones de años, cuando se desgarró el gran continente de Gondwana como resultado de la separación de América del Sur y África, que aún hoy se mantiene en una progresión de varios centímetros al año a lo largo de la dorsal submarina centroatlántica, cadena montañosa que se extiende de norte a sur de forma sinuosa y a mitad de camino entre los continentes. Con aproximadamente 1.500 km de anchura, esta cadena tiene una topografía más accidentada que cualquier otra cordillera de la superficie terrestre y en ella tienen lugar frecuentes erupciones volcánicas y terremotos. Sus elevaciones oscilan entre los 1.000 y los 3.000 m sobre el fondo oceánico. En las costas americanas, antárticas, africanas y europeas se acumulan los detritos de las rocas erosionadas de los continentes, formando la plataforma continental. Las cadenas y elevaciones submarinas se extienden de forma desigual de este a oeste entre las plataformas continentales y la cordillera del Atlántico medio (dorsal Media del Atlántico), dividiendo los fondos oceánicos orientales y occidentales en una serie de cuencas conocidas como llanuras abisales. Las cuencas del lado americano de la dorsal Media del Atlántico tienen una profundidad de más de 5.000 m y son: la cuenca Norteamericana, la cuenca de las Guayanas, la de Brasil y la de Argentina. El perfil euroafricano está marcado por varias cuencas de menor profundidad: la cuenca de Europa Occidental, la cuenca de las Canarias, la terraza de Cabo Verde, la cuenca de Sierra Leona, la de Guinea, la de Angola, la de El Cabo y la del Cabo Agujas. La gran cuenca Atlántico-Indica occidental se extiende a lo largo del área más meridional de la cordillera centroatlántica. El océano Atlántico tiene una profundidad media de 3.926 m. En su punto de mayor profundidad, la fosa de Puerto Rico, el fondo marino está a 8.742 m de profundidad.
Sus Islas; las islas más extensas del océano Atlántico son prolongación de las plataformas continentales; la isla de Terranova es la más grande de la plataforma de América del Norte, y las islas Británicas son el mayor archipiélago de la plataforma euroafricana; entre las islas continentales cabe destacar el archipiélago de las Malvinas, el principal grupo de islas de la plataforma de América del Sur, y las islas Sandwich del Sur en la plataforma de la Antártida. En general, las islas oceánicas de origen volcánico son menos frecuentes que en el Pacífico; entre éstas se encuentran las del arco insular del Caribe (además de Puerto Rico, La Española [integrada por República Dominicana y Haití], Jamaica y Cuba). En el Atlántico oriental, las islas de Madeira, Canarias, Cabo Verde y el grupo de Santo Tomé y Príncipe son elevaciones de la cordillera submarina. Las Azores, Saint Paul’s Rocks, Ascensión y el grupo de Tristán da Cunha constituyen elevaciones aisladas de la cordillera centroatlántica; la isla más grande es Islandia, resultado también de la actividad volcánica en esta cordillera. Las Bermudas se elevan sobre el fondo de la cuenca Norteamericana, y Santa Elena sobre la cuenca de Angola.
Sus corrientes marinas; el sistema de circulación superficial de las aguas del Atlántico, puede representarse como dos grandes vórtices o sistemas de corriente circular: una en el Atlántico norte y otra en el Atlántico sur. Estas corrientes están provocadas por la acción de los vientos alisios y también por la rotación de la Tierra. Las del Atlántico norte, entre las que se encuentran la corriente norecuatorial, la de las Canarias y la corriente del Golfo, se mueven en el sentido de las agujas del reloj. Las del Atlántico sur, entre las que destacan la de Brasil, la de Benguela y la corriente surecuatorial, se dirigen en sentido contrario a las agujas del reloj. Cada vórtice se extiende desde una latitud de unos 45° hasta el ecuador; cuanto más cerca se encuentre de los polos, menos definidos estarán los vórtices de rotación contraria; es decir, circularán en sentido contrario a las agujas del reloj en las regiones árticas del Atlántico norte, y en el sentido de las agujas del reloj cerca de la Antártida, en el Atlántico sur. El Atlántico recibe aguas de la mayoría de los ríos más importantes del mundo, como el San Lorenzo, el Mississippi, el Orinoco, el Amazonas, el Paraná, el Congo, el Níger y el Loira, además de los ríos que desembocan en el mar del Norte, en el Báltico y en el Mediterráneo. Sin embargo, el Atlántico es algo más salino que los océanos Pacífico o Índico a causa de la alta concentración de sales de las aguas que vierte el Mediterráneo.
Sus temperaturas; el océano Atlántico puede describirse como un lecho de agua con temperaturas inferiores a los 9 °C (capa de agua fría) que soporta una burbuja de agua de más de 9 °C (capa de agua cálida), la cual se extiende desde los 50° de latitud N a los 50° de latitud S y tiene una profundidad media de unos 600 m. La circulación más pronunciada se localiza en la capa más superficial de agua cálida. Por debajo de ésta, la circulación se hace progresivamente más lenta al descender la temperatura. Las temperaturas de la superficie oscilan entre los 0 °C (valores hallados en los márgenes árticos y antárticos) y los 27 °C (a lo largo del cinturón del ecuador). A profundidades por debajo de los 2.000 m las temperaturas permanecen invariables en torno a los 2 °C, mientras que en las aguas del fondo marino, a más de 4.000 m, es normal encontrar -1 °C de temperatura.
Sus recursos marinos; el océano Atlántico cuenta con algunos de los bancos pesqueros más productivos del mundo, situados en las plataformas continentales y en las cordilleras marinas a la altura de las islas Británicas, Islandia, Canadá (en particular los caladeros de Terranova) y noreste de Estados Unidos. Las áreas con afloramiento, en las que las aguas profundas del océano ricas en nutrientes fluyen hacia la superficie, gozan de abundante fauna marítima, como es el caso de la bahía de Walvis en el sureste africano. Arenque, anchoa, sardina, bacalao, platija y perca son las especies comerciales de mayor importancia; el atún se pesca en grandes cantidades al noroeste de África y al noreste de América del Sur. La pesca por unidad de superficie es mucho más abundante en el Atlántico que en los demás océanos. El mar de los Sargazos constituye un ejemplo destacado de flora marina; está situado en una sección oval del Atlántico norte que se extiende desde las Antillas a las Azores al sur, y queda limitado al oeste y norte por la corriente del Golfo (aproximadamente hasta las costas de Terranova por el norte). En su superficie es relativamente fácil encontrar marañas de algas de color pardo llamadas sargazos. El Atlántico es también rico en recursos minerales. La zona costera oriental de Florida explota minas de titanio, circón y monacita (fosfatos derivados de metales de cerio), mientras que en la costa ecuatorial de África abunda el titanio y el mineral de hierro. Las plataformas y taludes continentales del Atlántico son potencialmente ricos en combustibles fósiles. En la región del mar del Norte y en el golfo de México se han extraído grandes cantidades de petróleo; sin embargo, en las costas africanas y en el golfo de Guinea estas extracciones se realizan en menor medida (océanos y oceanografía: corrientes oceánicas).