Es un parque nacional que se encuentra localizado en el sector nororiental del departamento guatemalteco de Petén, a 542 km de la capital de la República. Su relieve se caracteriza por poseer una superficie calcárea plana integrada en la península de Yucatán, que tiene un característico modelado cárstico en el que destacan sus profundas simas y complejos subterráneos anegados por corrientes de agua (cenotes). El clima es tropical, con altas temperaturas y fuertes precipitaciones. Se creó en 1957, con una superficie de 57.600 ha, ocupadas por una selva de gran frondosidad.
De sus valores naturales sobresale la notable biodiversidad de especies vegetales (estimada entre 7.000 y 14.000 variedades por hectárea) de las que destacan los ejemplares de cedro o caoba. También es de importante valor la singularidad de su fauna en la que cabe resaltar la riqueza de aves, como el llamativo quetza, que es además emblema del país. La riqueza arqueológica que presenta el parque es otra de sus facetas sobresalientes, tiene importantes restos procedentes de la cultura maya-itzá, entre los que resalta la antigua ciudad maya de Tikal, enclavada en el valle del río Homul, en donde se han encontrado los restos más antiguos de dicha cultura, fechados en torno al año 300 d.C. Está formada por un conjunto de edificios situados junto a dos grandes plazas centrales, alrededor de las cuales se encuentran diferentes templos de forma piramidal con estelas y altares al pie de los mismos, como la pirámide denominada de Las Máscaras. Junto a este tipo de edificios, aparecen otros que se destinaron a la observación astronómica, y que cuentan con una decoración de estelas jeroglíficas grabadas. La mayor parte de los edificios se componen de varios cuerpos superpuestos, con una empinada escalera para acceder a la cúspide. Fue descubierta en 1697, fecha en la que se produce la conquista española de los territorios del Petén. El parque fue declarado Patrimonio cultural y natural de la Humanidad, en 1979, por la UNESCO.