Dícese del círculo vicioso que se crea al entrenar cuando se padece algún dolor. Inicialmente, el dolor tal vez se experimenta sólo después de una actividad intensa. En vez de considerarse un signo premonitorio, el deportista puede tratar de entrenar a pesar de sentirlo. El dolor puede desaparecer durante el calentamiento, por lo que el deportista sigue entrenando, lo cual tal vez agrave la lesión y aumente el dolor. El ciclo del dolor sigue hasta que el deportista sufre una lesión crónica que le impide entrenar, o hasta que se rompe el ciclo guardando reposo en iniciando el tratamiento de la lesión. Por lo general, cuando antes se rompa el círculo, menos descanso se precisará y más fácil resultará el tratamiento.
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